lunes, 10 de marzo de 2014

Son las nueve



Son las nueve, yo creí que eran las tres,
todavía... no pude comer
ni dejar de temblar. No era un juego:
era fuego.
Y habrá que pagar la cuenta del incendio.
Pero aquellas maratones
sin parar de escupir canciones
fueron buena pesca y tal vez
el dolor desaparezca... 
Y algún día podamos repetir lo peligroso 
del arma, cargada de polvo,
que en la mano
de un artesano de canciones
puede merecer la pena
si el veneno no envenena...
puede merecer la pena…
Uh, son las nueve, yo creí que eran las tres,
¿qué diferencia hay?,
el sueño va a llegar mejor, o igual
desmayar el cansancio de vivir
ayer sí decidí que terminé, uh...
En mi casa fui un león
más allá de los horarios
rompí algunos récords
varios tiempos coronarios
pero fueron las canciones
mi recompensa:
canciones de dolor real
pero canciones nomás,
canciones partidas por la mitad
pero canciones nomás,
canciones de amor perdido
pero canciones nomás,
canciones que confiesan todo
pero canciones para mí… y los demás…
Pero si los demás
terminan por derramar una lágrima o cantar
será un premio
más valioso que el dinero:
eso ya lo tengo
y la tristeza… también…